PAOLA, INGRID Y CAROLINA DEBEN SER DIFUNDIDAS COMO PARTE DE UNA JUSTA FUNCION PUBLICA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACION MASIVA

 

El arte también forma parte de la canasta básica de una sociedad sana, es por ello que Paola Preciado, Ingrid Contreras y Carolina Ross que  tienen locos a los amantes de la música y de las intérpretes de excelencia en los medios alternativos, deben también ser proporcionadas sin dificultad a los grupos vulnerables que no tienen dispositivos ni servicios de señal para captar espacios de radio y televisión no convencionales, ya que  se nos olvida que tres de cada 10 mexicanos, no tienen acceso a estas vías y se tienen que conformar con los medios tradicionales en decadencia ética y programativa, por lo que los encargados de la cultura, la educación y la regularización de los medios de comunicación de estar comprometidos con las necesidades de una nación, sí  asumirían la necesidad de que  se difundiera  con mayor cobertura a éstas cantantes como una medida de justicia  para la cuarta parte de los que no tienen internet, y llenar a cabalidad lo que implica un servicio público que sin duda, tiene  tintes de bien común. Lo inoperante  para la difusión de cantantes  de la categoría de las tres nombradas y de compositores obligados a la jubilación   como Manuel Alejandro y otros sin oportunidades de surgimiento, exhiben un plan direccionista que debería ser frenado por los concesionarios de los medios de comunicación en su ámbito musical y cultural, incluyendo  la torpeza de los directores y encargados de la radio pública de los gobiernos locales y federales, al grado de que el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador ha mostrado su frustración operativa y ha puesto canciones en sus propias conferencias de prensa como contraposición a las playlist carentes no solamente de rectitud sino también de talento. Este trío de talentosas cantantes, dos de ellas de  Culiacán y  una de Sonora, deberían ser más escuchadas por quienes las escuchan y acercadas a quienes no tienen otro remedio más que soportar el mal olor putrefacto de las supuestas novedades  de  la radio y la televisión  convencional que en el mejor de los casos, lo mejor de su programación son temas musicales que fueron la base de su programación de hace más de treinta años. Más en www.somoselespectador.blogspot.com